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martes, 13 de diciembre de 2011

Otros mundos




  

Ella nunca esperó que ese viento se fuera transformando en huracán... le temía a los vientos, sin embargo le atraían o tal vez era el vértigo del giro en espiral creciendo en forma incesante, intensa, amenazante.
Era un desafío sentirse en situación de peligro, lo conocido hasta ahora se iba transformando en agua y no sabía nadar. A menudo le faltaban certezas y perdía la brújula.
No le atraían los ríos ya que la tentación de cruzar a la otra orilla provocaba vértigo, lo que más le fascinaba casi tanto como los abismos era la inmensidad del océano. Sabía que allí podía perderse en profundos abisales sin saber siquiera donde detenerse, dónde iría a parar, o si moriría en el intento.
Sumergirse en el mar le causaba placer a la vez que se apoderaba de ella un gran estremecimiento. Era como intentar bucear, querer abrir los ojos bajo el agua y temer ser abrazada por una medusa, sin embargo ese mundo completamente desconocido seguía siendo una especie de aliciente a continuar en medio de la nada.
Esa sensación la había conocido en otros momentos y otras vidas, tal vez en mundos paralelos donde en vez de océano se internaba en una selva con toda la humedad, el calor, la lluvia y la latente amenaza de alimañas a las cuales temía.
Más que temor era horror, horror al  encontrar en algún sitio de la selva un lugar apartado, apacible, donde hubiera un lago en el cual podría ver su imagen reflejada y no reconocerse como tal, como era ella, como se había creído y construido hasta ese presente.
Lo peor fue despertar y ver que estaba sola, que no había sido una mala jugada de su imaginación, en realidad existía otro mundo y desde ese día no atrevió a mirarse más en los espejos de agua.
(29 de abril de 2011)

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