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domingo, 18 de diciembre de 2011

Vínculos y desvínculos. Fernanda Martínez Gadea. Especialización en Gestión Educativa.


Introducción.
Nada de lo que yo tengo; nada de lo que soy; ni nada de lo que pienso es mío. Seguramente nada de lo que aquí se dice es realmente nuevo.”*

Nos preguntamos cómo los vínculos pueden establecerse en el sentido de generar una confianza que provoque el encuentro entre los cuerpos implicados.

Suponemos que debe existir una forma que nos habilite a construir y generar pensamiento en y con los jóvenes, en y con las familias, en y con los docentes en relaciones de fragilidad que deben solidificarse, sobre todo porque nos movemos en un mundo líquido, que se va adaptando a la forma que toman los cuerpos, pero  no se sabe nunca lo que un cuerpo puede. [1]

Entendemos que se puede llegar a un nivel de afectación de las posibilidades en las cuales los jóvenes no encuentren redes suficientes para hilar y decidan optar por caminos intransitables, mutantes, que no darán lugar a cambios sin dejar huellas profundas en sus vidas.

Plantearemos que hablamos de núcleo familiar ya que la familia tradicional ha dejado paso a otras relaciones vinculares que se viven como familia, ya sean monoparentales, familias integradas por jóvenes que conviven sin la presencia de adultos, hogares sustitutos.

Nos preguntamos qué significado tiene para nosotros hablar de vínculos.
Suponemos que los vínculos son relaciones de confianza, de afecto mutuo que provocarán cambios o no en unos y otros una vez establecidos esos vínculos. [2]

Esos niveles de encuentro, ya sea desde la palabra hablada, escrita o mediante signos que nos vayan comunicando aún sin la existencia de la palabra. La esencia de un acto de confianza puede crear esos vínculos por los cuales queremos trasuntar y trascender buscando respuestas.

Coincidimos en que los vínculos se habilitan cuando se elijen dos personas, dos cuerpos afectados y que cuando no hay otra opción que la confianza, ahí en ese momento se habilitan los vínculos porque no nos queda espacio para otra situación.
Se va armando una confianza depositada en forma biunívoca, en un ir y venir, porque de lo contrario no podríamos hablar de vínculos habilitados por la confianza, por abrirnos al encuentro con el otro más allá de los resultados de esta especie de alianza sin pre suponer nada.
Sólo nos queda como salida confiar. Confiar en el otro: tanto adolescentes como adultos nos encontramos en la misma zozobra, jugándonos el uno por el otro y desde allí se pueden construir puentes, lazos, límites y estrecheces, pero nunca abismos infranqueables que nos dejen a todos, adolescentes, familias y docentes a la deriva.

Ignacio Lewcowicz. Pensar sin estado. Prólogo Pensar en tiempos de contingencia. La subjetividad en la fluidez.
[1]Spinoza

“El vínculo se sostiene por haberse elegido mutuamente, por cuidarse, acompañarse, no por un anclaje dado de antemano sino porque el haberse encontrado produce un entorno significativo.Por más que nos resulte caótica, ésta es la matriz de los vínculos actuales.
Estos son los modos que adoptan los vínculos por cohesión y no por solidez. Cuesta un enorme trabajo sostener las situaciones sin instituciones, y requiere mucho trabajo de pensamiento.Pareciera entonces que para pensar la infancia es necesario des-suponer la infancia y postular que hay chicos. Des-suponer la infancia significa no pensar a los chicos como “hombres del mañana” sino como “chicos de hoy”. Y esto significa partir de que los chicos no están excluidos en estos tiempos de conmoción social, no están anclados a estructuras sino que están pensando, tan frágiles, tan desesperados, tan ocurrentes como cualquiera de nosotros, que tenemos la misma fragilidad de ellos.
En la era de la fluidez hay chicos frágiles con adultos frágiles, no chicos frágiles con instituciones de amparo. Y con esas fragilidades estamos trabajosamente tramando consistencias, tramando cohesiones. La solidez supuesta en un tercero se desfondó.” [2] Ignacio Lewcowicz
Estos núcleos familiares pueden establecer vínculos afectivos, solidarios, de confianza, de comunicación que generarán jóvenes con decisiones propias, que confían en sí mismos, con autoestima para emprender proyectos de vida, y ser partícipes de la sociedad que por derecho les pertenece.

Afirmamos que una familia tradicional, con madre, padre, hermanos puede tener vínculos que representan una amenaza para los jóvenes que conviven en ella por falta de comunicación, de afectos, de estar presentes los adultos en forma positiva y que estos vínculos afectan a dichos cuerpos en su fragilidad generando toma de decisiones que llevan a mundo tensionado y tensionante asumiendo decisiones trágicas como intentos de suicidio.

Preguntas sin respuesta…

Sabemos que la pregunta es necesaria, interrogarnos, cuestionarnos y también sabemos que no se convertirá en la “última palabra”, ese quizá, tal vez, puede ser, como queramos llamarlo mantiene en vida la pregunta y cómo hacemos de lo im-posible, cómo hacemos de lo no posible que un algo se transforme en posible. [3]
En una posibilidad de cambios, de encuentros, de que surja la necesidad de encuentros con el mundo de estos jóvenes y sus referentes familiares y docentes. Dónde buscar en el mundo solitario y abismal de una madre (la madre de Rosalía) en este im-posible un posible encuentro con el mundo de sus hijas.
Surge obligatoria la pregunta qué mundos, qué imposibles llevaron a esta madre a esta soledad donde no se encuentra ni a sí misma, es una historia de vida dentro de otras muchas donde nada sea una pregunta ni una respuesta.

Debemos centrarnos  en el mundo de los vínculos, donde es necesario por una cuestión ética pensar en los adolescentes como los “chicos de hoy”, dejando de lado viejos paradigmas, que nos indicaban que los niños eran el futuro.
Estos niños, niñas-adolescentes o jóvenes viven, conviven, forman parte del caos diario, de la “conmoción social” de una violencia que se expresa en todas sus formas desde el hambre, el desamparo aunque tengan un supuesto núcleo familiar.
Donde aparece a cada momento la fragilidad de sus cuerpos y las fragilidades de los adultos que supuestamente deberían contenerlos, comprenderlos, estimarlos y en esa situación nos encontramos los docentes formando parte de fragilidades, buscando sustento constantemente para apoyar esos cuerpos frágiles, tan desamparados los cuerpos adultos al igual que los jóvenes. [4]
Sin embargo cuesta asumir la fragilidad en la adultez, ese no tener un asidero, la supuesta respuesta ante la pregunta inquisidora e inquietante de los adolescentes “¿hasta cuándo? ¿por qué no me quieren?”
No podemos afirmar a la ligera respondiendo: “sí te quieren de otro modo, de otra forma; o a otros les pasan cosas peores”.  Surge la imperiosa necesidad de asumir fragilidades propias desde la adultez y convocar a pensar juntos. Pensar juntos para  ver si hay posibles justificaciones o no existen o no queremos encontrar esa justificación a lo injustificable y sí tratar de armar, construir pensamientos, sentires. En generar  vínculos que nos refuercen mutuamente entre  docentes, con los docentes, con los jóvenes, entre los jóvenes y que a su vez puedan armar la trama de vínculos con sus afectos, con sus familias.
“¿Cómo no renunciar jamás a la pregunta, a su urgencia o su interminable necesidad, sin convertir no obstante la pregunta, y menos aún la respuesta, en una “última palabra”? Eso es lo que me importa de corazón y de pensamiento, pero quizás no sea ya ni una pregunta ni una respuesta. Quizá sea algo muy distinto, habría que hablar de ello. El “quizá” mantiene en vida la pregunta, le asegura quizá, su super-vivencia. ¿Qué quiere decir entonces un “quizá” en la juntura desarticulada de lo posible y lo imposible?, ¿de lo posible como im-posible? [3] Derrida

“Destituida la infancia, las situaciones infantiles se arman entre dos que se piensan, se eligen, se cuidan y se sostienen mutuamente. Ya no se trata de fragilidad por un lado y solidez por el otro; somos frágiles por ambos lados.” [4] Lewcowicz

Armando la trama…

Tratando de armar la trama recordamos o el problema que nos envuelve y se desencadena con la decisión de una adolescente al  tomar una decisión drástica respecto a negarse la posibilidad de seguir viviendo.
Realmente no sabemos si es su decisión quitarse la vida o lo interpretamos como un intento desesperado de chocar con otros cuerpos. De chocar contra su propio cuerpo, contra el de su hermana, el de su madre, el de los docentes, tratando de generar de buscar un vínculo que no estaba habilitado.
Es otra punta del iceberg, del submundo de dos adolescentes hermanas: Rosalía y Johana que se encuentran y desencuentran, que compiten por los vínculos maternos, que se muestran indiferentes y distantes entre sí.
Hablamos de submundo en el sentido de posibles mundos dentro de otros mundos que pueden ser muy grandes, profundos.
De forma inevitable surgen las preguntas, los quizás;  los tal vez… Quizás por ser Rosalía  la más decidida en relación a su hermana es la que asume con toda su fragilidad y con todo su desesperanza esta actitud de llamado de atención, donde no está viendo una salida a ese vínculo o desvínculo con su madre en primer lugar y luego la fragilidad de los vínculos con los demás ya sean sus compañeros de grupo, su hermana, de nosotros los docentes.

Fragilidades por todos los costados, todo haciendo agua en el mundo líquido de esta adolescente. Fragilidad de esa joven madre que decide refugiarse en su mundo solitario, dejando de lado a sus hijas, dolida porque la hija que más quiere, Rosalía, hizo “eso”. Por otra parte la fragilidad de Johana, su otra hija, que trasluce en su mirada, en sus palabras, en sus acciones la desolación de sentirse “despreciada” por su propia madre.
Nos preguntamos qué entiende la madre de estas adolescentes, qué significado le da a la decisión tomada por Rosalía, cuando la acusa de que le hizo “eso”.
Qué es “eso”, qué significa: un castigo, un pedido de auxilio, un decir estamos acá, somos adolescentes, te necesitamos, los necesitamos, somos frágiles.

Otros docentes y adolescentes, se ponen del lado de Johana, que se siente y es tratada como “el patito feo” de la familia y opinan que es la que más sufre las consecuencias de esa madre indolente, que en el fondo es una egoísta porque “hace la de ella, vive en su mundo y los hijos que se arreglen”. Opinan que Rosalía es más independiente, más decidida,  “que hace lo que quiere y nos tiene a todos en la vuelta; encima la madre se lava las manos, sino tiene plata que venga caminando, pero que se mueva por la hija, por los hijos”.

También somos frágiles los docentes, problema de todo el equipo pensando, proponiendo.
Algunos se enojan, enojos entre el equipo docente, condenando a Rosalía “se hace la mosquita muerta, pero está de viva, anda de novia con un drogado que no le sirve para nada”. 
Nos preguntamos si esos enojos están tratando también de generar vínculos, forzando choques, todos chocan los cuerpos, las partículas, los átomos y se genera energía. Y esa energía se descarga, colisiona, transforma, se transforma y nos transforma, nos genera otros pensamientos.
Estos pensamientos, juzgamientos dejan ver la fragilidad del equipo docente, el no saber qué hacer, hasta que se propone buscar apoyo con un psicólogo que trabaja en una institución vecina, cruzando la calle, además del apoyo y la coordinación con otros especialistas.» mantiene en, y menos «última palabra es lo que me
Metodología:  Se utilizan entrevistas de campo con los jóvenes, en la institución educativa y en su barrio, familiares, allegados; cuentos escritos por los jóvenes, cartas de los jóvenes, evaluaciones realizadas por ellos, integrantes del equipo docente, referentes, asistentes académicos, psicóloga. Nuestra investigación se fundamenta en los aportes realizados por Aguirre, E. y Burkart, M. al identificar los vínculos actuales como confianza o amenaza, y en trabajos de investigación de Ignacio Lewcowicz y Cristina Corea.
La entrevista…

El día que con el equipo docente realizamos las entrevistas a los jóvenes y sus respectivas familias, Rosalía y Johana fueron con su mamá. Los ojitos les brillaban se estaba presentando la oportunidad de “estudiar algo”, de comenzar un periplo nuevo, una aventura nueva con un grupo de docentes y referentes educativos en el ámbito de la educación no formal.
Estas adolescentes no habían ingresado a la educación formal porque sus padres no confiaban en ellas, afirmaban que no querían que quedaran embarazadas y todo en el barrio era un desastre.

Se trataba de un problema de confianza, ¿quién confiaba en ellas? ¿Su familia, la madre fundamentalmente? ¿Este grupo de “docentes” que estaban planteando o intentando una manera diferente de andar un camino de aprendizajes juntos? [5]
Cuando terminamos la entrevista con Rosalía y Johana, la psicóloga, comentó “estas hermanitas van a dar mucho tema para pensar…habrá mucha tela para cortar…” Sonreímos y dijimos que nos parecían con muchas ganas de salir adelante y que ella era la psicóloga que para nosotros era todo un desafío…

Cómo sabemos cuando comienza una situación problemática que nos va envolviendo, nos va enredando nos encierra en una malla llena de agujeros por donde escapan sentires, decires, pensamientos confusos, que a su vez nos dejan vulnerables a la deriva sin saber cómo ni cuándo ni por qué.
Desde el nombre del proyecto trasuntaba un algo que nos dejaba entrever a los futuros docentes que allí se planteaba todo un desafío generador de nuevos pensamientos y problemáticas:
“Rutas de Salida Adolescente”.
Desde el nombre ya  se nos presentaba un problema o varios a resolver entre todos, docentes, familias, referentes adultos de los jóvenes, los propios adolescentes, pero más que nada generaba pensamientos distintos y uno o varios problemas comunes al equipo docente.

Nos costó acostumbrarnos al nombre del proyecto…

Rutas…Caminos posibles, trayectos distintos o iguales, rutas viejas ya transitadas o rutas nuevas por descubrir. Acaso serían rutas que alguien ya había transitado en procesos de enseñanza y pensaba que eran válidas, transitables por multiplicidades que eran representadas por cada uno de los jóvenes en este proceso de aprendizaje. Itinerarios a recorrer: esas rutas serían un camino o una dirección a tomar para lograr un propósito determinado.
¿Qué propósito para un grupo de adolescentes con algunas características en común y a su vez con trayectorias diferentes?

Salidas…como algo que sobresale de un cuerpo más de lo común, serán salidas para ir a otro sitio, otros lugares o también pueden ser salidas como escapatorias.
Escapatorias: esa idea me atrae nos atrae escapar, pero ¿hacia dónde, con qué propósito, con qué pretextos, con qué recursos?
Tal vez puedan interpretarse como razones para vencer un argumento, una dificultad o un peligro de los que abundan en sus cortas vidas con  largos trayectos o caminos recorridos.
Las salidas son escapatorias, puertas, ventanas abiertas, agujeros por donde escabullirse,  escapar. Seguimos pensando: escapar de quién o de quiénes, puede ser de sí mismos, de otros, de nosotros como adultos y docentes.


“nos detuvimos en un elemento que insistía en la composición de los vínculos actuales: la confianza. Advertimos el papel central que juega la confianza en el trazado de los vínculos contemporáneos. Ignacio sostenía que los vínculos en condiciones de incertidumbre se sostienen fundamentalmente en la confianza; o, dicho de otro modo, que el mundo de la incertidumbre plantea que hay que confiar, pero no porque haya algo confiable –esa es precisamente una de las consecuencias de la caída del estado y el consiguiente agotamiento de la "maquinaria" que instituye al otro como semejante–, sino porque si no se confía, se derrumba aquello que intentamos componer”. [5] Buckart, D. y Aguirre, E.
Escapar del sistema educativo que los excluyó.
De sus padres que están convencidos “que la cabeza no le da para estudiar más, aunque en la escuela le haya ido bien”, “que se van a meter en problemas, la droga, las malas juntas”.
¿Serán ciertas esas supuestas salidas como posibilidades favorables de un futuro de escolarización, de estudios que permitan mejoras en un futuro  ámbito laboral?
¿Será una señal de salida que están a punto de comenzar una carrera de competición?
¿Con quiénes competirán? ¿Con ellos mismos tratando de superarse o de superar a otros?

El desencuentro entre la educación formal y no formal…

Cuántos problemas involucra un proyecto educativo que nos envuelve a todos y por el cual optamos como forma de hacer un lugar de encuentro educativo diferente hasta donde nos permiten.
Diferente en tanto no compliquemos con propuestas demasiado innovadoras y al fin se cumplan también con las reglamentaciones que por cierto existen y con la carga de burocracia  diaria. Existe un  discurso mediático donde lo que “importa es la inclusión educativa y el crear jóvenes con capacidad crítica”. Agregamos nosotros: crítica siempre y cuando se mantenga el statu quo, donde no se contravengan las reglamentaciones. En realidad no importa cómo ni en qué condiciones deben asistir a clases, tiene que asistir porque con cuatro faltas en el mes  no cobran la “beca económica” que es mínima, pero la necesitan ya que los ayuda a comprar “algo de alimento”.
Cuántas interrogantes encierra ese proyecto de educación no formal, esas “rutas de salida adolescentes” y cuántas contradicciones del sistema educativo formal porque el programa es a nivel de gobierno, del Ministerio de Educación y Cultura, que está aceptando que existen desiguales muy desiguales a los que se quiere igualar de algún modo.
Afirmamos que es de cualquier modo ya que el mismo sistema educativo hace trampas al solitario, exigiendo docentes competentes pero con salarios menores y con menores derechos legales que los mismos docentes trabajando con adolescentes en la escuela formal. Más liquidez en el mundo líquido, más zozobras de las instituciones estatales. Algunos lo toman solamente como un trabajo dejando de lado los afectos y con ello los vínculos ya no son vinculantes. [6]
Sin embargo lo no escolar continúa manifestándose y la escuela sigue estando presente con la presencia física, dolorosa de los cuerpos que estallan en medio de lo educativo estrechándose los vínculos en medio de la violencia, de los encuentros y desencuentros de peleas entre jóvenes, de crisis nerviosas, de desvanecimiento por mala alimentación. Aún así se sigue haciendo escuela y dando lugar al pensamiento conjunto con los adolescentes, porque pensamos que un cuerpo puede más de lo que cree que puede.

La apertura de posibilidades…
Coincidimos en que el acontecimiento es una problemática…es la apertura de posibles.
Posibilidades de pensamiento colectivo, de tomar decisiones asumiendo la responsabilidad de cometer errores aunque sean involuntarios, de re-crear pensamiento junto con otros y re-procesar cada uno en su interior esos momentos.
Momentos de preguntas, cuestionamientos y animarse junto con los demás del colectivo a manifestarlo, porque también el docente no sabe hasta dónde puede su cuerpo, cómo transmitir su malestar, cómo comunicarlo al resto y analizar las posibilidades que puedan surgir o las controversias consigo mismo o con los demás, por lo cual estamos todos embarcados en la situación problemática.

Entre las cosas que hemos ido viendo estos años, podemos decir que la paradoja de este “no escolar”, es decir, de esta forma de vibrar, de este ser/estar de los pibes, coexiste -en dura y agónica lucha- con las invariantes escolares que, a pesar de todo, también se sostienen. Aunque cueste reconocerla, porque ha sido retorcida, la escuela sigue allí. Lo no escolar no niega la escuela sino que advierte la potencia de lenguajes y excesos de realidad que piden ser pensados.
Lo no escolar es la imagen que encontramos para describir la existencia de virtuales –potencias que flotan en la materialidad de la existencia escolar pero que no son advertidas o rápidamente desechadas en un exceso de interpretación pedagogicista-, que bajo un trabajo de pensamiento podría dar lugar a múltiples formas de agenciar el hecho educativo” (Derivas de lo no escolar) Se trata de “Mirar hacia dentro inventando prácticas, formatos, modos que permitan colonizar mejor los espacios dejados a la deriva por la otra escuela, las zonas liberadas, y así tal vez se pueda conquistar el deseo de los chicos. No es tan fácil. ¿Tiempo? ¿Formación de equipo? ¿Se lo toma como un trabajo? [6] Duschatzky
Acá no hay escapatoria, o se acepta el desafío o se abandona el barco, por eso se provoca y se torna necesario, imprescindible afectar la sensibilidad del colectivo para trabajar desde otros ámbitos que no sean estrictamente laborales y para ello hay que tener el cuerpo el alma las ganas de encontrar la disposición a generar pensamiento para motivar cambios positivos.

Todos con distintas formaciones, desde maestros, psicólogos, agrónomas, director de teatro, bellas artes, profesor de educación física,  un grupo humano con muchas ganas de hacer algo diferente y demostrar que los no incluidos, los estigmatizados por todos, inclusive por nosotros, eran o podían ser iguales o mejores. Anteriormente ya nos preguntábamos  ¿iguales a quién? ¿mejor que quiénes?

Me arriesgo a decir que mejores que ellos mismos,  en el sentido de ser capaces de desafiarse a sí mismos, de sentir, querer y pensar que podían consigo mismo, con las dificultades diarias, con el hambre, con las miserias humanas.

Las posibilidades de una adolescente…

En qué momento Rosalía sintió que estaba demás en la vida, en su vida y en de los otros. Los otros con sus otredades, con sus huecos, agujeros negros como le parecía su familia. Un gran agujero negro que la estaba fagocitando, devorando.

Cuento de Rosalía: Anoche soñé que…

“La noche se acerca y las estrellas aparecen y esto parece un camino de piedras brillantes. Me enseñan a volar en un mundo de fantasías que pronto se va a hacer realidad y para que yo así pueda brillar entre tanta oscuridad.
La luna me hace una guiñada, para alentarme en un trayecto que no sé cuándo va a terminar. Por eso yo no pienso descansar y así, no voy a pensara para mirar hacia atrás.
Cuando de esa nube espacial yo baje y de lejos mire lo lindo que es volar. Cuando sea recuerdo no voy a llorar, y mi mente siempre va a estar en lo bueno y en lo malo.
Cuando todo esté gris y oscuro la alegría va a reinar, por eso, no quiero despertar.” (Se respetó la sintaxis y redacción completa del texto de Rosalía).

¿Mensajes que no supimos interpretar o fallas del pensamiento colectivo?
Parece claro que estábamos transitando un camino, una ruta equivocada con Rosalía, enseñándola a volar en un mundo de fantasías, aunque ella tuviera la esperanza de que se hiciera realidad y brillar en medio de tanta oscuridad.
Esa oscuridad representa su vida, su familia, su tristeza; suponemos que sí y además por qué nos dice “cuando todo esté gris y oscuro la alegría va a reinar… deberíamos haber meditado esta frase en especial, asocia la oscuridad con la muerte y ve la grisura de su presente, es una posible explicación.
No es suficiente con las buenas intenciones de un equipo docente sino somos capaces de reflexionar sobre estos mensajes que luego se nos presentaron muy claros ante la difícil decisión de Rosalía, de tomar “pastillas para dormir y no despertar”.

Los vínculos, lazos afectivos estaban creados pero no eran sólidos con todo el equipo docente, sabía diferenciar a los docentes de alma y a los que sólo les interesaba llegar al final de la jornada lo antes posible, por eso callaba la mayor parte del tiempo y sólo entablaba diálogos a nivel personal con algunos docentes. Sin embargo a pesar de sus ojos tristes, siempre tenía una sonrisa disponible, ¿sería su máscara para cubrir su procesión interna?
Compartía más con su prima y amiga Daniela, que con su hermana Johana que estaba en permanente conflicto por no ser aceptada por esa misma madre depresiva y así mientras Rosalía ensillaba los caballos del padre, que se iba al horno de ladrillos, limpiaba su rancho y el de sus padres, lavaba la ropa y cocinaba, su madre se encerraba en su soledad, mientras Rosalía se escapaba de noche por la ventana a encontrarse con su gran amor Daniel, consumidor y traficante de “merca”.

Familia con vínculos padres-hijos-hermanos con conductas disruptivas, alcohol, violencia, abandono de los hijos, asignación de roles que no les correspondía como adolescentes, cuidar un hermano adicto que vivía con ellas y dos niñas más pequeñas. Demasiado para la fragilidad de un cuerpo que soportó todo lo que pudo y continúa soportando ahora con otra emancipación, ahora con un hijo y nos preguntamos ¿se repetirá la historia de soledades, de desvínculos maternales, familiares?

El contexto social…

Qué sucede cuando los adolescentes deben asumir la responsabilidad del cuidado de hermanos menores, de limpiar su casa, lavar la ropa de una familia numerosa, en una pileta a mano, en pleno invierno, cuando las manos y el alma se congelan. Cuando además se invierten los roles, los vínculos familiares y terminan cuidando a la madre, protegiéndola como si fuera ella la hija, “porque mamá se deprime” y la madre dice: “me gusta estar sola, encerrada, tomando mate, en silencio o escuchando música”.
Rosalía se cansa del “deber de ser sí misma”.
Sin duda que el futuro se transforma en una amenaza, en un no poder, en la devastación de un cuerpo que no sabe hasta cuándo puede resistir, mucho menos cuando se trata de una adolescente de 14 años, donde ya casi no hay cabida para los sueños. Hay una incapacidad por reducir el sufrimiento humanos, la depresión, la tristeza pueden más que la rebeldía y la alegría innata de los jóvenes. [7]

El problema sin duda se transforma en amenaza cuando la imaginación o el pensamiento colectivo se vuelve incapaz de encontrar posibles salidas a la devastación, empobrecimiento, y a la violencia física y simbólica.

Creemos que no alcanza con las buenas intenciones de un equipo docente que carecía de formación para afrontar y desarrollar esta línea de pensamiento. No existían vínculos, conexiones fuertes, aunque tratáramos de brindar mejores condiciones si no estábamos alertas a los llamados de atención, a los signos que nos llevaran a pensar en el “borde de las situaciones”.

El sufrimiento de esta adolescente era visible, estaba alimentado de tristeza y pesimismo y no era suficiente el vínculo positivo con una parte del equipo docente si el resto fallaba o no encontraba la manera de llegar y  su madre era una figura ausente, al punto de tener que prácticamente obligarla a venir a hablar con el equipo docente.

Manifestaba su madre en la entrevista que “quería lo mejor para su hija, que Rosalía era la más bonita, la más inteligente,  la ayudaba en todo, que nunca se quejaba de nada” y reiteraba que no le gustaba “estar con sus hijas”, no le gustaba tomar mate con ellas,  prefería “estar sola en su rancho”  Agregaba “que si las dejaba salir iban a quedar embarazadas como ella, a los trece años y además estaba el drogado ese del novio y que el padre si se enteraba la iba a matar a palo”. Era  evidente que lo patológico estaba en la madre, en el padre alcohólico, con fama de matón del barrio y que las hijas estaban para servirlos, no para prepararse para un mundo mejor, para tener posibles rutas de salida adolescente.


”Producto de esta nueva normatividad, la entera responsabilidad de nuestra vida se coloca, no sólo en cada uno de nosotros, sino también en el espacio colectivo. La depresión se presenta como una enfermedad de la responsabilidad en la que domina el sentimiento de insuficiencia. El depresivo no está a la altura, está cansado del deber de ser sí mismo”. [7] Según Berardi, citando a Ehremberg, op.cit,pág.10)

Cómo aportar en la creación de pensamiento y el mundo de los posibles…

 En esta experiencia que fuimos transitando los adolescentes como principales actores, las familias y los docentes se fue urdiendo a veces en forma caótica, desordenada una ida y vuelta entre la teoría y la práctica, errando muchas veces. Lo más destacable era no quedarnos en la inacción, no probar nuevas formas a través del juego, del ejercicio de la palabra hablada, de las asambleas donde se discutía todo con los adolescentes. Las idas y venidas al barrio, al barro mismo donde vivían los jóvenes para que algunos docentes pudieran “embarrarse” de la realidad y regresar con otras formas de pensamiento, cuestionándose sus procederes en el día a día. [8]
Era impensable no sumergirse en la realidad para poder comprender como se iba elaborando, de qué manera se digería ese mundo no conocido ni sentido ni imaginado por varios docentes y así luego ir sacando o despojándose  de los dolores de la realidad. [9]

Disponerse a pensar en el colectivo, a seguir buceando en nuevas formas ensayando otras actitudes ya que emergían de una realidad no pensada, porque nos encontrábamos en una situación en la cual no sabíamos qué o como decir, cómo nombrar o desenredar la madeja. [10]

En ese vacío nuestros aliados eran los cuentos, los abrazos, el grupo de compañeros que se solidarizaba y encontraba espacios para armar vínculos, explicarnos cómo se vivía en el barrio, el grupo docente metiéndose en el barro, barro real en el barrio posibilitando encuentros con los jóvenes y con las familias, tratando de armar vínculos con todos los que fuera posible. [11]

Se hace necesario volver a analizar y pensar en los vínculos de los jóvenes con el mundo adulto y el contexto social donde se desarrollan esas relaciones.
Pensamos en otros casos de jóvenes con familias en el mismo contexto social precario desde el punto de vista económico pero con aptitudes y procesos vinculares basados en el afecto, en la comunicación, en la presencia física, en el estar día a día acompañando a sus hijos. Así  pudimos comprobar que esos jóvenes tuvieron y tienen mejores posibilidades de construirse un futuro mejor, de realizar y buscar concretar sus proyectos de vida a nivel de estudio, laboral y de vínculos sociales, de relaciones vinculares y vinculantes con otras personas además de sus propias familias.
Para encontrar esa disposición a pensar es necesario estar con los jóvenes, escucharlos, leerlos si es necesario y ahí si disponernos “a pensar con otros lo que aún no sabemos decir”.

 

“El inicio es cuando el pensamiento ya no se divide entre práctica y teoría, entre una formalización sistemática y académica y gente que está embarrada y en la inmediatez” [8] Farrán
 “un equipo de investigación se va armando con personas que toma los problemas y se siente un problema, porque intuye que tiene que haber algo vital en esa relación con lo real”.  [9]Sztulwark
“Investigar supone acercarse a los problemas, y para acercarse a los problemas hay que acercarse a las personas que abren los problemas, que deciden abrir una dimensión más en la experiencia para dar cuenta de los problemas…
sino detectar una realidad que se está produciendo, que se está elaborando y aún no está siendo asimilada ni pensada. .. “el investigador es un efecto práctico y una disposición a pensar con otros lo que aún no sabemos decir”. Silvia Duschaztky [10]
“no hay que pelear contra el vacío. Cuando hay vacío también hay que dejar la imaginación de los que están ahí vayan llenando eso”. Rolnik, S.[10]  


Daniela nos contaba desde su imaginario:  

“Anoche soñé que vivía en un mundo muy diferente, un mundo lleno de esperanza. Los sueños se hacían realidad, sobre todo las personas eran muy felices.
No existía maldad, ni siquiera el sufrimiento. Lo único que existía era amor, paz, sueño y personas felices.
Personas que salían adelante por más difíciles que se hicieran las cosas, intentaban una vez más. Nunca miraban atrás, ese era el mundo muy feliz y alegre.
Cuando desperté me di cuenta que sólo fue un sueño y que este mundo nunca cambiaría.“

Entendemos que el cuento de Daniela nos habla en forma muy clara denunciando su desesperanza, los frágiles vínculos familiares, las dificultades cotidianas y no encontrar salidas.
Por supuesto que nos movíamos en un medio tan fluido que cualquier conexión en forma errónea podía hundirnos provocando el ahogo, la asfixia, pero no solo la nuestra sino mucho peor la de los vínculos forjados con los adolescentes en el afecto y aún en la distancia cuidada por ellos. Marcando su territorio. Era muy evidente que se formaban remansos de imaginación que eran cortados en forma rasa con la realidad. [11]


La Carta...que nos lleva al punto de partida: los vínculos forjados en el afecto y cómo inciden en la vida de una adolescente.
La carta que nos escribió Luciana:

Esta carta se la hago particularmente a usted, pero si desea compartirla con sus compañeras de trabajo está bien, porque hoy deseo expresarle actitudes que muchas veces ni yo le encuentro explicación, pero en este momento sí, puedo darme cuenta que es lo que me pasa.
Como usted lo sabrá, vengo de una familia humilde, pero dentro de todo muy unida y trabajadora. Mi mamá ha luchado durante toda su vida por nosotros, olvidándose de ella misma, sufriendo mucho. Pero gracias a todos lo que nos ha brindado es que yo me siento orgullosa de ella y le pido a dios cada día que su vida sea eterna para que nunca me haga falta su presencia.
Con solo 16 años, he vivido demasiado y soy muy consciente de todo lo que he hecho, aunque muchas veces me arrepentí.
Por momentos siento que mi cabeza va a estallar, continuamente estoy planificando mi futuro, un futuro digno,, donde pueda darme cuenta que todo el esfuerzo que hoy hago, valga la pena.
Como todo ser humano, sueño con ser feliz, tener una familia y un trabajo que pueda sustentarme. Pero sobre todo deseo que las personas que en este momento me ayudan y me apoyan vean en mí a alguien que valora las pequeñeces que la vida ofrece, sin engañar a nadie, siendo sincera y buscando siempre el lado positivo de lo que sucede día a día.
Hay un montón de cosas que como adolescente deseo tener, una ropa a la moda, un peso para comprarme aquello que me gusta y que todos tienen, pero comprendo la realidad y me doy cuenta que ni todo ni lo mejor es necesario tener. Porque los mejores valores se ven en la persona y no en lo material. Lo necesario para vivir tengo y es una familia hermosa, salud, un techo seguro y la comida de todos los días.
Y le agradezco profundamente a usted, porque también me ha abierto nuevas posibilidades y siempre he valorado todo lo que ha hecho. No más por mí, ni tampoco menos, usted a tratado de sacar muchas personas adelante, mostrándonos el destino que podemos escoger y le aseguro que es el mejor.
Es un enorme esfuerzo lo que ha hecho por nosotros, pero yo sí me doy cuenta que es realmente espontáneo, porque nadie estudia para dar un buen consejo o para ayudar a alguien. Eso lo hace quien sinceramente tiene ganas y así lo siente.
No encuentro un porque al fin de esta carta. No sé si es en agradecimiento a lo que ha hecho por nosotros. No sé si es para explicarle mi realidad, tal vez para justificarme de algo o simplemente porque hoy tengo ganas de escribirle.
….,quisiera que algún día pueda comprenderme cuando haga algo que le parezca que no es lo correcto, pero hay momentos que me siento muy cansada, no solo se me cansa el cuerpo, también la mente.
Es un millón de cosas que vagan en mi cabeza, es mi familia, mis estudios, mis amores, mis amistades, a veces siento que es mucho para mí y que ya no puedo más. Porque siempre se hace más fácil mostrar una sonrisa y decir que todo está bien cuando no encuentro con quien desahogarme, mientras sé que hay gente que me escucha sin reprocharme nada. Pero, para qué cargar a los demás con mis problemas si cada uno tiene los suyos?
Bueno, solo quiero darle un gracias  inmenso  y sepa que de todo su esfuerzo alguien lo valora, aunque no lo demuestre. Que si alguna vez me ve desanimada o abandonando mis estudios, no se desilusione, porque sea mañana o sea dentro de 20 años yo voy a lograr todo lo que me he propuesto. No deje de confiar en mí, porque yo confío plenamente en usted, sin exigirle nada ni reprochándoles nada.
Y puede estar segura que lo que necesiten, mientras esté a mi alcance yo voy a estar totalmente disponible, porque así soy, una simple adolescente que siente, piensa, ríe y llora.
Con mucho cariño, (sinceramente escribiendo mis sentimientos, como surgen, sin cumplir reglas de gramática) Luciana Pereira. Luchy P.”

Esta extensa carta la escribió una adolescente de 16 años, que no leyó a Lewcowicz, ni a Duschaztky ni a Stulwark, pero sin embargo tiene conceptos muy claros sobre la importancia de los vínculos, de los desencuentros y encuentros, con que su cuerpo no puede más y no sabe hasta cuándo y  cuánto podrá. Ella va armando la trama de su vida, sus amores, su familia, la figura materna siempre presente, cuidando los vínculos cuando se pregunta “para qué cargar a los demás con mis problemas si cada uno tiene los suyos? Reconociendo un entorno conflictivo y asegurándose a si misma a través de esa carta que logrará su proyecto de vida.
Luchy no estudió a los autores mencionados, pero ellos sí conocieron realidades como las de ésta adolescente y otros que los llevaron a teoría-práctica-pensamiento-implicancias, embarrarse y embarrarnos con adolescentes implicados en distintas relaciones con vínculos basados en la confianza o sin ella.

Nos vamos armando pensamiento de que aunque la realidad sea empobrecida materialmente importan más los lazos vinculantes a través del afecto, de la confianza y del amor que una familia puede generar, un grupo docente reafirmar con los adolescentes y poder ir conformando un espacio colectivo donde expresar no sólo sus sentimientos, sino también armando la composición del pensamiento,  porque como bien dice Eduardo Galeano: “porque todos, toditos tenemos algo que decir; algo que pueda ser celebrado o perdonado por los demás…”. Pensamos que la vida  y las decisiones asertivas tomadas por los adolescentes siempre estarán  fortalecidas por vínculos de confianza, por lazos de amor que, aún en la inconsistencia de un mundo líquido, encontrarán un permanente cuidado en esos vínculos familiares y docentes.


En un medio fluido, cualquier conexión tiene que ser muy cuidada, no se sostiene en instituciones sino en operaciones, no tiene garantías; más bien exige un trabajo permanente de cuidado de los vínculos. Y las operaciones necesarias para mantener dos puntos conectados tienen una dificultad adicional: en un medio sólido si realizamos una misma acción producimos un mismo efecto, pero en un medio que se altera las operaciones necesarias para permanecer juntos van cambiando. No por realizar una misma acción producimos un mismo efecto. "En un medio fluido hay fuerzas cohesivas. Nunca se llega a la ligadura estructural del sólido, pero se producen cohesiones. La dispersión de la fragmentación, la inconsistencia, la secuencia enloquecida sin ninguna ligadura; es estar todos en un mismo recinto, pero ninguno en la misma situación que otro. En la dispersión hay fragmentos que navegan y, si no se cohesionan, se chocan, pero no se cohesionan desde un continente que les dé forma sino desde alguna operación que arma un remanso". "En esas condiciones, los vínculos cambian de cualidad, están sometidos a los encuentros y a los desencuentros. Para nosotros la familia está basada en el amor." [10]   Lewkowicz (Sobre la destitución de la Infancia)[11]



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